Breve historia

A fuerza de utilizarlos, hemos convertido en tópicos algunos dichos que reflejan la afición de los vascos por la danza.

Volants de Valcarlos (Oier Araolaza / dantzan.com - CC-BY-SA )
Volants de Valcarlos (Oier Araolaza / dantzan.com - CC-BY-SA )
A fuerza de utilizarlos, hemos convertido en tópicos algunos dichos que reflejan la afición de los vascos por la danza. Ya en el siglo II antes de Cristo, cuando Estrabón escribió sobre los habitantes del norte peninsular, los retrató danzando; y en las descripciones posteriores que los viajeros han hecho de los vascos, la mención a la danza ha sido habitual. Pero los tópicos, incluso en los casos en los que están fundamentados, oscurecen tanto como lo que aclaran. Así como la lengua de los vascos, el euskera, es muy diferente a las lenguas colindantes tanto en lo que a estructura como en lo que a orígenes respecta, también a la danza vasca se le ha atribuido cierta singularidad fruto de la extrapolación de dicho tópico.

En el rico contexto de las danzas tradicionales de Europa, algunas características de las danzas vascas son comunes y otras específicas. Si tenemos en cuenta el calendario festivo, las rondas de cuestación en invierno, los arquetipos de los disfraces, las estructuras de celebración de los carnavales o los géneros coreográficos, observaremos que pertenecemos a una gran familia de danzas, música, fiestas y tradiciones que abarca todo el occidente europeo. Compartimos una amplia y rica cultura tradicional, aun manteniendo las características propias de cada una de ellas. En el caso de las danzas vascas, muchas de sus características distintivas se reforzaron mucho en el siglo XX, hasta el punto de llegar a creer que son totalmente diferentes.

En una sociedad mediática y globalizada, bajo el influjo de modas y complejas periferias, prevalecen las fuerzas igualadoras y homogeneizantes. Anteponiéndose a dichas tendencias, las diferencias, las marcas distintivas, se han convertido en referentes identitarios. Las danzas tradicionales han hecho suya la función de representar las diferentes identidades de los pueblos. Nos maravilla el arrebato de la novedad, pero siempre volvemos a las raíces en busca de las características que nos distingan dentro del mar de la uniformidad.